Una terapia triple combinada mejora la función cardíaca y pulmonar en un estudio sobre la hipertensión arterial pulmonar

La terapia combinada dio lugar a un alivio significativo de la gravedad de la enfermedad, sin que ningún paciente fuera clasificado como de alto riesgo.
La hipertensión arterial pulmonar es una forma de hipertensión pulmonar en la que los vasos sanguíneos de los pulmones se estrechan. Puede provocar insuficiencia cardíaca derecha debido a la excesiva carga de trabajo que soporta el corazón.
Varias vías contribuyen a la aparición y progresión de la enfermedad. La terapia combinada triple secuencial se recomienda para los pacientes con un riesgo intermedio-bajo en el momento del seguimiento. Sin embargo, faltan datos sobre su eficacia a largo plazo.
Para arrojar luz sobre esta cuestión, investigadores de la Universidad de Virginia Occidental y de la Universidad de Nueva York llevaron a cabo un estudio con pacientes con hipertensión arterial pulmonar que recibían tratamiento con una triple terapia combinada. Los participantes estaban en un régimen de terapia dual estable pero iniciaron la terapia triple tras no mejorar.
La terapia combinada dual más común, utilizada por el 81,8%, incluía inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (PDE5i) o un estimulador de la guanilato ciclasa soluble (sGC) —agentes que inducen el ensanchamiento y la relajación de los vasos sanguíneos— y un antagonista del receptor de endotelina (ARE).
De 414 pacientes, 102 iniciaron el régimen combinado triple. La mayoría (41,8%) tenía hipertensión arterial pulmonar idiopática (sin causa conocida) o hereditaria e hipertensión arterial pulmonar asociada a enfermedades del tejido conectivo (30,9%).
Alrededor de un tercio de los pacientes (34,5%) se consideraban de alto riesgo, y el 76,4% estaban clasificados como clase funcional III por la OMS. Cuanto más alta es la clase funcional, más graves son los síntomas.
El tratamiento secuencial combinado triple más frecuente incluía PDE5i o estimulador de la sGC, un ARE y Uptravi (selexipag) (43,6%), seguido de un tratamiento con prostaciclinas (25,5%) administrado por vía parenteral.
Se evaluaron varios parámetros, como la clase funcional de la OMS, la prueba de marcha de 6 minutos, la capacidad de difusión del monóxido de carbono (un parámetro estándar de la función pulmonar), la resistencia de los vasos sanguíneos pulmonares al flujo sanguíneo, y medidas de la función cardíaca.
Tras una mediana de 68 semanas (aproximadamente 1,3 años) de seguimiento, los resultados mostraron mejoras significativas en estos parámetros, así como una reducción de la categoría de riesgo. Hasta el 61,8% de los participantes alcanzaron o mantuvieron el estado de bajo riesgo, frente al 38,2% al inicio del estudio, y ningún paciente permaneció en la categoría de alto riesgo.
Se observó una disminución significativa de la resistencia vascular pulmonar en el 28,6% de los pacientes. La función cardíaca también mejoró. Asimismo, la terapia triple se toleró bien en general, pero el régimen se asoció a un aumento significativo de los efectos secundarios, en particular los que afectaban al tracto gastrointestinal.
En cuanto a la reducción del riesgo, esta se relacionó con una mejora significativa de la supervivencia a largo plazo.
En general, según los investigadores, estos resultados respaldan la eficacia a largo plazo de la terapia combinada triple. Sin embargo, dado que no todos los pacientes alcanzaron el objetivo terapéutico con este régimen, es necesario un seguimiento continuo y riguroso y, en caso necesario, un ajuste al alza del tratamiento y/o la derivación al trasplante.