Beneficios del levosimendán en recién nacidos prematuros con hipertensión pulmonar

Según un estudio realizado en Alemania, el tratamiento con levosimendán, un medicamento que mejora la función cardíaca, se asoció a beneficios clínicos rápidos en recién nacidos prematuros con problemas cardíacos e hipertensión pulmonar.
Los investigadores afirman que los efectos beneficiosos del fármaco y su perfil de seguridad relacionado con los efectos secundarios hacen del levosimendán un tratamiento prometedor para la terapia cardíaca en la población neonatal.
El tratamiento de los recién nacidos prematuros en estado crítico plantea varios retos, entre los que destacan su bajísimo peso al nacer, su inmadurez pulmonar y el síndrome de dificultad respiratoria agudo, una grave afección pulmonar que provoca un bajo nivel de oxígeno en sangre.
En cuanto al corazón del recién nacido, los principales objetivos del tratamiento de cuidados intensivos son la hipertensión pulmonar y la disfunción cardíaca.
Se cree que el levosimendán actúa facilitando la capacidad de contracción del músculo cardíaco y relajando los vasos sanguíneos mediante efectos sobre las células musculares lisas. Se ha demostrado que mejora la función cardíaca y alivia la gravedad de la hipertensión pulmonar tanto en adultos como en niños.
El objetivo de este nuevo estudio era evaluar si el levosimendán podría ser una opción terapéutica para los recién nacidos prematuros con disfunción cardíaca e hipertensión pulmonar. Para ello, se evaluaron retrospectivamente a 105 bebés prematuros tratados en la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital Infantil Universitario de Bonn, Alemania.
El diagnóstico de hipertensión pulmonar y disfunción cardiaca se basó en los signos clínicos y en un examen ecocardiográfico, o ecografía para observar el corazón.
Al inicio del estudio, el 77% de los niños presentaba hipertensión pulmonar de moderada a grave, y el 16%, leve. El resto de los niños no presentaba signos de la enfermedad.
El tratamiento con levosimendán se administró mediante infusión continua durante 24 horas. Más de dos tercios de los recién nacidos prematuros (71%) respondieron al tratamiento con levosimendán, definido como mejoría ecocardiográfica a las 24 horas y/o disminución de la gravedad de la hipertensión pulmonar, independientemente de la edad gestacional o el peso al nacer.
En los lactantes que respondieron al tratamiento con levosimendán, la incidencia de la hipertensión pulmonar moderada o grave disminuyó significativamente durante el seguimiento en aproximadamente un 30%. Además, la incidencia de disfunción ventricular izquierda y disfunción de ambos ventrículos disminuyó significativamente desde el inicio hasta el seguimiento en los que respondieron al tratamiento.
Asimismo, el nivel de lactato arterial disminuyó significativamente. El lactato sanguíneo elevado es una medida de la reducción del aporte de oxígeno a los tejidos corporales y un marcador de la baja cantidad de sangre bombeada por el corazón.
Estos resultados motivan potencialmente a los clínicos a introducir levosimendán como tratamiento de segunda línea en casos de disfunción cardíaca grave e hipertensión pulmonar en recién nacidos prematuros que no muestran mejoría con las estrategias de tratamiento estándar. Sin embargo, la respuesta al levosimendán no se asoció a una menor mortalidad intrahospitalaria.